Refranes de mi Abuela

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Refranes que contienen la palabra "libro"

  1. Cuídame Dios de las aguas mansas, que de las bravas me cuido yo. (Cuídate de lo que aparentemente no daña. Se lo oí a mi abuelita. - También se dice: De la buena hierba me libre Dios, que de la mala me libro yo.)
  2. De un peligro, con otro me libro.
  3. Después de comer, ni libro, ni mujer.
  4. Dios nos libre del hombre de un solo libro.
  5. El buen libro de las penas es alivio.
  6. El libro a la repisa y el cura a la misa. (Cada cosa en su lugar.)
  7. En mi hambre mando yo. (Dicho y título de una novela sobre la guerra civil española - La novela debe su título, 'En mi hambre mando yo', a la consigna que hicieron popular los anarquistas andaluces y, como explica la autora en la cita que abre el libro, con esa fórmula contestó un labriego andaluz al que, a cambio de ofrecerle trabajo que mitigara su hambre, instaban a que votara al candidato reaccionario.)
  8. Es tonto el que presta un libro, pero más tonto el que lo regresa. (De muy buena intención prestas algo y no te lo regresan, pero cuando lo pides se hacen los ofendidos y pierdes lo prestado y lo que creías que era amistad.)
  9. Hay tres cosas que se tienen que hacer en la vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.
  10. Libro cerrado, no saca letrado.
  11. Libro cuya lectura no te mejore, quizá te empeore.
  12. Libro prestado, libro perdido o estropeado.
  13. Libro, vino y amigo; lo mejor, lo más antiguo.
  14. Ni el libro cerrado da sabiduría, ni el titulo por si solo da maestría.
  15. Ni tianguis sin ratas, ni libro sin erratas.
  16. No hay libro malo que enseñe algo bueno.
  17. No se juzga un libro por su portada.
  18. Tal es la suerte de todo libro prestado: que es perdido a veces y siempre estropeado.
  19. Un buen libro es un tesoro: cada hoja, un pan de oro.
  20. Un buen libro y entendido lector, tal para cual son los dos.
  21. Un libro abierto es un cerebro que habla; un libro cerrado es un amigo que espera; un libro olvidado es un alma que perdona; un libro destruido es un corazón que llora.

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